En la antigüedad, el gato negro no tenía tan mala fama como tiene hoy en día. De hecho, los egipcios los adoraban como protectores de la población. Y, con la llegada de los griegos y romanos, el gato se extendió por Europa como animal doméstico.
En la misma época, en China y Japón también los gatos se consideraban protectores y portadores de buena suerte. Sin embargo, en el Japón antiguo hay algunas leyendas que nos hablan de gatos resucitados o de gatos monstruosos.
