Conocidos también como anillos olímpicos, a esta serie de círculos entrelazados se le suelen atribuir distintos significados positivos como la unión de los países, la paz y los valores olímpicos. De acuerdo con el Comité Olímpico Internacional, los aros son una representación del Movimiento Olímpico, el cual “busca contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico”, a través del deporte y los valores del olimpismo: respeto, excelencia y amistad.
Cada uno de los aros que integran el diseño tiene un color específico: azul, amarillo, negro, verde y rojo, que representan a cada uno de los continentes. Así, cuando aparecen entrelazados simbolizan la unión de estas regiones y los atletas de distintas partes del mundo, según la Carta Olímpica, Regla 8. El mismo documento —que delimita el uso de los diseños que se usan en los Juegos Olímpicos— establece que también se pueden usar los cinco aros de un solo color.
Los aros olímpicos son, sin lugar a dudas, uno de los elementos más representativos de las máxima justa deportiva. Su diseño es universalmente conocido y guarda consigo gran parte de la filosofía con la que iniciaron los Juegos Olímpicos. Sin embargo, los anillos entrelazados son también un ejemplo claro del poder del diseño, pues han trascendido el tiempo y siguen siendo un referente del encuentro deportivo y los valores que lo rodean.
