La Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Ley de Amparo con 322 votos a favor, 128 en contra y 3 abstenciones, incluyendo una modificación importante al artículo tercero transitorio que regula la retroactividad. La reforma establece que las etapas procesales ya concluidas en juicios de amparo se seguirán rigiendo por la ley vigente al momento, mientras que las actuaciones procesales futuras se someterán a la nueva legislación. Esta diferenciación busca que no haya retroactividad plena, aunque la oposición ha señalado que se trata de una “retroactividad disfrazada” que podría afectar derechos adquiridos.
La reforma, promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum, tiene como objetivo agilizar los juicios de amparo y fortalecer la defensa jurídica frente a actos de autoridad, incluyendo casos de deudores fiscales. El debate fue intenso, con la mayoría oficialista defendiendo la medida y la oposición criticándola por el impacto que podría tener en juicios en curso. La reforma fue devuelta al Senado para su revisión tras estas modificaciones.
En resumen, la clave de la reforma está en diferenciar que las etapas ya concluidas en procesos de amparo usan la ley antigua, mientras las etapas futuras aplican la nueva ley, lo que se busca evitar sea considerado retroactividad plena. Sin embargo, la controversia persiste sobre si esta regulación afecta derechos adquiridos en los procesos en curso
