El huracán Isidoro fue un ciclón tropical que impactó fuertemente la península de Yucatán el 22 de septiembre de 2002, con vientos máximos sostenidos de 205 km/h y rachas de hasta 250 km/h, tocando tierra principalmente en Telchac Puerto, Yucatán. Se mantuvo por alrededor de 35 horas barriendo los estados de Yucatán y Campeche, primero como huracán de categoría 3 durante 14 horas y luego como tormenta tropical durante 21 horas, lo que causó grandes daños debido a su movimiento lento y errático.

En Yucatán, 70 de sus 106 municipios fueron declarados zonas de desastre. El huracán causó inundaciones severas, destrucción de viviendas (especialmente las construidas con materiales tradicionales como palma y bajareque), daños en la infraestructura eléctrica, de agua potable, carreteras y escuelas, afectando a 2,631 planteles educativos. Además, hubo pérdidas en la producción agrícola y ganadera, destrucción de colmenas de abejas y problemas en servicios telefónicos y eléctricos. Se reportaron también daños en el malecón y vías federales, así como brotes epidémicos posteriores al huracán por las condiciones sanitarias afectadas.



Las lluvias acumuladas por el huracán fueron muy intensas, alcanzando máximos en 96 horas de 504 mm en Yucatán y mayores en Campeche (777 mm). El oleaje en la costa yucateca alcanzó hasta 4 metros de altura, causando también daños a la vegetación y estructuras. La magnitud del huracán y su lenta trayectoria dejaron secuelas importantes en la región en 2002, con un gran impacto social y económico.