En una sesión histórica y acelerada, el Congreso de Perú destituyó de manera exprés a la presidenta Dina Boluarte, acusándola de «incapacidad moral permanente» para gobernar. La moción de vacancia contó con un apoyo abrumador en el Legislativo, con 123 votos a favor y ninguna abstención ni voto en contra. Las razones detrás de su destitución incluyen la creciente inseguridad ciudadana, la expansión del crimen organizado, denuncias de corrupción y casos polémicos como el «Rolexgate». Además, Boluarte enfrentó una impopularidad marcada, con un nivel de aprobación que apenas llega al 3% según encuestas recientes.

Frente a esta crisis política, el Congreso designó a José Jerí, presidente del Legislativo desde agosto de 2025, como nuevo presidente interino del país. Jerí, abogado de 38 años y militante del partido Somos Perú, asumió su cargo con la promesa de gobernar con empatía, reconciliación y compromiso con el restablecimiento del orden. Su mandato estará vigente hasta las elecciones generales convocadas para abril de 2026.
En su primer discurso como mandatario, Jerí declaró la «guerra a la delincuencia» con el respaldo de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, además de llamar a la cooperación del Poder Judicial y la fiscalía para enfrentar los desafíos del país. Aunque su ascenso a la presidencia no estuvo exento de polémica —incluyendo intentos de censura a su mesa directiva—, Jerí juró defender la integridad de las instituciones democráticas y cumplir con la Constitución hasta el fin de su mandato transitorio.
La rápida sucesión constitucional responde a la ausencia de vicepresidentes tras la destitución de Pedro Castillo en 2022 y la posterior asunción de Boluarte como presidenta. Este nuevo escenario político marca un capítulo decisivo en la historia reciente del Perú, con un llamado al diálogo y la unidad nacional en medio de un panorama de crisis institucional.