Este martes, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tomó la decisión de expulsar a siete diplomáticos rusos, como represalia por el envenenamiento del ex espía Serguéi Skripal en Salisbury, situación por la que el Reino Unido está culpando directamente a Moscú.

“Hoy he retirado la acreditación a siete empleados de la misión rusa ante la OTAN. También denegaré la solicitud de acreditación pendiente para otros tres”, indicó Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg.

El político noruego anunció que el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de decisión política de la OTAN, ha tomado la decisión de reducir lo más posible (diez miembros) la representación rusa ante la Alianza, misma que ahora estará compuesta por veinte personas una vez que se produzcan las salidas hechas públicas este martes.

Stoltenberg, quien fuera primer ministro de Noruega, destacó que dichas expulsiones “envían un mensaje claro a Rusia de que hay costes y consecuencias para su patrón de conducta”, además agregó que éstas, tienen lugar tras “la falta de una respuesta constructiva” ante los acontecimientos del pasado 4 de marzo en Salisbury.

De igual manera, aseguró que esta medida es “proporcionada” y va “en línea” de acuerdo con las obligaciones legales de la OTAN.

El secretario general de la Alianza añadió que su respuesta ante el envenenamiento de Skripal y su hija Yulia en suelo británico, no significa cambio alguno en el enfoque de este organismo con respecto a sus relaciones con Rusia.

“Rusia aún tendrá una misión diplomática ante la OTAN. Su tamaño será lo suficientemente grande para facilitar el diálogo político entre la OTAN y Rusia”, afirmó.

“Esta es una respuesta internacional amplia, sólida y coordinada”, puntualizó la OTAN.