Este miércoles, el gobierno británico por medio de su primera ministra, Theresa May, dieron a conocer que serán expulsados de la isla 23 diplomáticos rusos (el mayor número en los últimos 30 años), luego de que el gobierno de este país no saliera a aclarar lo ocurrido con el ex espía Sergei Skripal y su hija Julia, quienes fueron envenenados con un agente nervioso de fabricación rusa.

Fue la propia May, la que ante el Parlamento, indicó que el gobierno de Rusia ha reaccionado “con un completo desprecio” ante la “gravedad” del incidente ocurrido el pasado día 4 de marzo, con todo y que su gobierno les dio una “oportunidad” de que explicaran esta situación.

La primera ministra aclaró que desde el Kremlin se ha reaccionado “con sarcasmo, menosprecio y resistencia” ante lo sucedido y su respuesta “ha demostrado un completo desprecio por la gravedad de estos acontecimientos”.

Para May, este suceso significa “un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido”. Por tal motivo, anunció que a partir de ahora, su gobierno aumentará el número de controles a ciudadanos rusos que vengan al país.

Por otra parte, señaló que Londres congelará “los activos del Estado ruso donde sea que exista evidencia de que podrían ser empleados para amenazar la vida o propiedad de ciudadanos o residentes en el Reino Unido”.

Además, el representante permanente alterno del Reino Unido ante la ONU, Jonathan Allen, le solicitó al Consejo Nacional de Seguridad su solidaridad “en este momento, todo lo que pedimos a nuestros colegas es que se solidaricen con nosotros contra un acto ilegal, un acto muy problemático y un acto imprudente e indiscriminado que ha puesto tantas vidas en riesgo”.

En ese sentido, pidieron que se acuerden “medidas inmediatas para desmantelar la red de espionaje rusa en el Reino Unido”.

De igual manera, canceló la invitación cursada al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, a este país.

Como otra medidas adoptada por el gobierno británico, ningún representante de la familia real británica ni dignatarios de este país acudirán este verano al Mundial de Fútbol de Rusia.

Hasta 36 personas, además del ex agente y su hija, han sido atendidas hasta ahora por servicios médicos por posible exposición al agente nervioso, todos ellos sin síntomas aparentes, excepto el policía Nick Bailey, que continúa grave, aunque su estado ha mejorado en las últimas horas.