
Y lo hizo. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump se atrevió a hacer, lo que muchos otros antes que él no hicieron.
Este día, ha anunciado que el gobierno de su país, reconocerá a partir de ahora, a Jerusalén como capital de Israel.
Asimismo, ordenó el inmediato comienzo del proceso de movilización de la embajada norteamericana, desde su actual sede en la ciudad de Tel Aviv, hacia esta ciudad.
Igualmente, le ha pedido a la sociedad tanto estadounidense, como de Medio Oriente, que tengan calma, pese a las repercusiones que pueda tener este tan esperado anuncio.
“He determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel”, afirmó el presidente Trump durante su discurso desde la Casa Blanca, donde también aseguró que “no se pueden resolver los problemas con las mismas decisiones fracasadas del pasado”.
El mandatario manifestó que su decisión parte a partir de “reconocer algo obvio”, que Israel viene defendiendo desde hace décadas y que ninguno de sus antecesores quiso aceptar, para Trump por “falta de valentía”.
“Repetir esta misma fórmula no dará un mejor resultado”, indicó.
“Hoy Jerusalén es el lugar donde se asienta el gobierno israelí”, lugar donde se han encontrado desde hace décadas los presidentes de Estados Unidos con su homólogo israelí.
Añadió que Jerusalén no es sólo el corazón de tres religiones sino también el corazón de una de las democracias del mundo.
“Finalmente, reconocemos que Jerusalén es la capital de Israel y esto no es más que el reconocimiento de la realidad. Es, además, lo correcto, algo que tiene que hacerse”, enfatizó.
El presidente Trump quiso dejar en claro que “esta decisión no intenta de ningún modo desviar el compromiso de su gobierno con el acuerdo de paz en Medio Oriente”,
“Estados Unidos apoyará la solución de dos Estados si esto es acordado por ambas partes”, dijo el presidente Trump.