El Gobierno de España le ha dado al presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, hasta este lunes por la mañana para que aclare si días atrás declaró la independencia o no.
Y es que el propio Puigdemont expresó el pasado martes que había “aceptado” un mandato en favor de la independencia con base en los resultados de un referéndum controvertido, aunque quería que el Parlamento demorara su implementación por “algunas semanas” con el fin de darle a España una última oportunidad de dialogar.
De responder un sí (o no presentar respuesta), el gobierno español le dará hasta el jueves para restablecer la legalidad constitucional en Cataluña o el gobierno central podrá invocar el artículo 155 de la Carta Magna, el cual autoriza la suspensión temporal de la autonomía de la región del noreste español.
Aunque si la respuesta de Puigdemont fuera negativa, enfrentaría una rebelión por parte de los grupos secesionistas más intransigentes y quienes podrían derrocar a su gobierno y obligar a realizar elecciones regionales.
El partido de extrema izquierda CUP dijo el sábado que retirará su apoyo clave al gobierno de Puigdemont si el presidente no hace una declaración firme de independencia y cumple esa promesa ante el Parlamento catalán.
Puigdemont habló brevemente el domingo en un acto ceremonial en honor al ex líder catalán Lluis Companys, quien fue fusilado en 1940 por orden del general Francisco Franco. No dio pistas de qué responderá.
“En lugares como este y en un día como este mi gobierno quiere reiterar su compromiso con la paz y la democracia ante las decisiones que debamos tomar”, declaró Puigdemont después de colocar un arreglo floral sobre la tumba de Companys en Barcelona.
Los independentistas moderados respaldan el intento de Puigdemont de dialogar con Madrid a pesar de sus repetidos rechazos a siquiera considerar la posibilidad de que Cataluña se separe de España.
La Unión Europea apoya una España unida y ningún país ha manifestado apoyo a los separatistas catalanes, lo que significa que una declaración de independencia posiblemente solo consiga una respuesta robusta de las autoridades españolas.
Puigdemont también está presionado por líderes empresarios y casi la mitad de los 7,5 millones de residentes de Cataluña, que según sondeos recientes no desean que la región se independice.